Aunque el raquitismo puede parecer una enfermedad del pasado, esta afección que debilita los huesos sigue siendo una preocupación hoy en día, especialmente entre los niños en comunidades desatendidas. Comprender el raquitismo y sus causas es fundamental para prevenirlo y garantizar un desarrollo óseo saludable en los niños.
El raquitismo es una condición que resulta principalmente de una deficiencia de vitamina D, un nutriente vital para la absorción de calcio y fosfato en el cuerpo. Estos minerales son esenciales para la formación de huesos saludables, y sin ellos, los huesos se vuelven blandos y débiles.
Los niños que sufren de raquitismo pueden presentar:
La prevención del raquitismo es posible mediante una combinación de dieta, exposición al sol y suplementos cuando sea necesario. A continuación, algunas de las principales medidas de prevención:
Los niveles de vitamina D pueden mejorar significativamente con la exposición regular a la luz solar. Solo 15-30 minutos de sol varias veces por semana pueden ayudar al cuerpo a producir suficiente vitamina D para mantener los huesos saludables.
Una dieta rica en vitamina D y calcio es esencial para prevenir el raquitismo. Los alimentos como el pescado, los huevos, la leche fortificada y los cereales deben incluirse en la dieta diaria de tu hijo para asegurar que reciba suficientes nutrientes esenciales.
En casos donde la dieta y la exposición al sol no sean suficientes, es posible que se necesiten suplementos de vitamina D. Tu pediatra puede orientarte sobre si tu hijo necesita un suplemento en función de su dieta y estilo de vida.
Los niños con piel más oscura, como los niños hispanos y afroamericanos, tienen mayores niveles de melanina, lo que puede reducir la capacidad de la piel para sintetizar vitamina D a partir de la luz solar. Esto los hace más susceptibles al raquitismo, especialmente en áreas con poca luz solar o durante los meses de invierno.
La prevención del raquitismo no requiere medidas complejas, sino pasos simples y consistentes como garantizar una ingesta adecuada de vitamina D y calcio. La intervención temprana es crucial para prevenir complicaciones como deformidades óseas.
Asegúrate de que tu hijo juegue al aire libre regularmente y mantenga una dieta equilibrada llena de nutrientes esenciales. Si tienes preocupaciones sobre el crecimiento o la salud ósea de tu hijo, consulta a un pediatra. Ellos pueden ofrecerte consejos sobre la dieta y recomendar suplementos de vitamina si es necesario.